El comportamiento de la mayoría de los niños con síndrome de
Down es semejante al propio de otros niños de nivel similar de desarrollo y, en
general, no presentan especiales dificultades, suelen tener una buena comprensión
social y les resulta sencillo aprender por imitación, por lo que su conducta en
situaciones interpersonales puede ser adecuada a la edad, a pesar de sus
retrasos en otros campos, como el lingüístico o el cognitivo. No obstante, se
estima que la prevalencia de trastornos de conducta disruptiva es algo mayor
que la que se aprecia en la población general. La integración escolar y la
inclusión social parten de un requisito previo ineludible: la presencia de unas
competencias sociales básicas y el dominio de las habilidades apropiadas para
cada situación. Uno de los factores que más dificultan la integración de los
niños con síndrome de Down en centros escolares ordinarios y que preocupa
especialmente a padres y profesionales, es la presencia de conductas
disruptivas o inadecuadas. Con ellas rompen la dinámica de las clases, retrasan
el aprendizaje y producen tensión en profesores y compañeros.
Esta información la obtuve en la siguiente referencia: http://www.down21.org/revista/2008/julio/articulo.htm
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